domingo, 20 de agosto de 2017

Todo sigue su curso

Si la semana pasada escribía sobre "pequeños desastres" que suceden a veces, esta semana he estado a un paso de repetir el tema porque cuando llegué ayer, me encontré con que estaba "lloviendo" sobre un trozo del terreno; una lluvia artificial generada por un reventón en la tubería del agua, justo en la que tengo para el temporizador. Así que casi sin poder cambiarme, quitar el agua, arreglar el desperfecto y a seguir. En principio tuve la suerte de que el reventón se produjo por la madrugada, porque a pesar de la laguna que se había formado, se notaba que no hacía mucho que estaba mojándose aquello. Menos mal.
Luego pude continuar con la limpieza, que esta vez tocó nuevamente a las cebollas; este año tengo las verdolagas como si las hubiera sembrado, y el trozo donde tengo las cebollas siempre está lleno de esta planta, que antes tenía considerado como un hierbajo, pero por lo que estoy viendo, es un manjar y además con muchas y muy buenas cualidades.
Lo próximo que tengo que  limpiar de las hierbas que lo acompañan, son los pimientos, que tienen muy buen aspecto, a pesar de la competencia que tienen por los nutrientes:
Los tomates ya van perdiendo fuerza las matas, pero en cambio ahora maduran mucho más rápidamente aunque ya no tengan tanto tamaño como los primeros:
Este año, la albahaca ha sido un pequeño fallo, ya que apenas han crecido; como se puede observar, se han quedado muy pequeñas, y sin poder aprovechar las hojas. A pesar de ello, si que han cumplido perfectamente con su misión de proteger a las tomateras de insectos indeseables; es un gran recurso contra los mismos, y desde que planto unas plantas de albahaca entre las tomateras, el problema de los piojos cuando son pequeñas las matas, ha desaparecido fulminantemente.
Ahora solo deseo que este año me tarden un poco más en madurar las aceitunas, ya que este año se presentan muy prometedoras, tanto en tamaño como en cantidad, pero si maduran demasiado pronto, puede que no puedan llegar a tiempo para llevarlas a la almácera.

domingo, 13 de agosto de 2017

Pequeños desastres

A veces suceden casualidades, que no se sabe bien porqué, pero así ocurre; si la semana pasada escribía sobre la recuperación de árboles que había realizado, esta semana, cuando llegué al huerto, me encontré con que una de las higueras había caído totalmente al suelo:
Hace unos años, y al igual que ahora, tras una tormenta, ya se cayó, pero entonces era muy pequeña y fue una tarea muy sencilla la recuperación; bastó con clavar una madera junto al tronco, enderezarla y atarla a la madera que hizo de guía. Pero en esta ocasión, la tarea se presentaba mucho más difícil y delicada por el tamaño que ya tiene. Recordé que tenía una viga de madera, que en su momento se retiraría y con el tamaño, me podía servir para apuntalarlo y de esa manera que fuera recuperándose.
Corté un trozo lo suficientemente largo como para sostener el tronco, y con mucho cuidado lo levanté del suelo y apoyándolo con la viga que había cortado, al menos quedó en pie y en una posición adecuada:
Una vez que conseguí ponerlo vertical y debidamente apuntalado, cubrí el tronco con tierra, para que se endureciera sobre las raíces y así conseguir un mejor asentamiento de las mismas:
No se si esta será la mejor solución, pero si que fue la única que se me ocurrió, y sobre todo la única que pude hacer yo solo, sin ayuda de nadie; de esta forma no se si el árbol se salvará, pero al menos me quedará la seguridad de que lo intenté lo mejor que pude. 
Espero que con los almendros que planté esta primavera y que ya van teniendo un precioso aspecto no me suceda nada parecido:

domingo, 6 de agosto de 2017

Recuperación de árboles

En principio quería hoy comentar que el pasado dos de agosto, era el día en que la humanidad habrá agotado su "presupuesto ecológico", es decir, que ese día habremos consumido todo lo que la naturaleza podría recuperar en un año, lo que equivale a decir que lo que consumamos de hoy en adelante es a "crédito" del próximo año. 
Es un tema mucho más preocupante de lo que en principio podamos creer, mucho más todavía que el cambio climático u otros problemas graves que afectan a toda la humanidad, ya que si talamos más árboles de los que se puedan regenerar, derrochamos más agua de la que se puede reciclar, en fin, si destruimos más de lo que la naturaleza puede regenerar, en muy poco tiempo nos veremos abocados a un desastre de alcance imprevisible.
No es que pretenda escurrir el bulto, ni esconder la cabeza en tierra como los avestruces, pero no quiero comentar más el tema, ya que desde un principio he pretendido que este blog sea totalmente optimista, y además creo que la mayoría de humanos hacemos lo que podemos en este sentido.
De hecho, voy a comentar lo que hago para recuperar árboles.
Cuando empecé a tratar de recuperar el huerto, todos los naranjos que tenía plantados mi padre habían muerto, otros árboles estaban en franca decadencia y de hecho muchos se secaron. Otros, los he tenido que cortar porque habían crecido salvajemente en sitios que hacían peligrar otras cosas. Pero en cambio, una buena manera de podar las ramas viejas y secas, limpiar por dentro para que circule el aire entre las ramas, me ha permitido recuperar algunos ciruelos, por ejemplo:
Esta primera imagen, muestra un ciruelo que hace tres años, cogí solo 4 frutos, sin exagerar ni mentir, solo 4 frutos; la imagen que tenía el pobre era deprimente; sin embargo, este año me he hinchado de comer ciruelos de esta variedad, ya que es el único que tengo de estos que son de piel negra y carne amarilla. Otro ciruelo, que lleva un buen camino en su recuperación es este:
Hace muy poco tiempo solo tenía tres ramitas, medio resecas y encima justo sobre el margen, lo que me impedía recoger los pocos ciruelos quedaba; hoy va cogiendo forma, y tamaño en su copa. Por no hablar de los olivos, que algunos parecían cipreses, sin ramas por bajo y altísimos, y hoy van teniendo forma de árbol como toca. Pero particularmente estoy contento de esta palmera:
Hará como tres años que me la encontré en una maceta junto a un basurero, medio seca y con las hojas muy pequeñas y pinchaban mucho; solo con tierra y agua a tiempo, habrá crecido como unos 20 centímetros de tronco, y las palmas son bastante más grandes. La he podado esta misma semana, a fin de que las nuevas hojas crezcan mucho más. Su crecimiento es muy lento, pero constante, cosa que no sucede con esta higuera:
Originalmente, cuando me la dieron hace 3 años, medía unos 30/40 cms de altura; hoy supera con creces los dos metros; tiene un montón de ramas, y da muchos frutos:
Además, la limpieza de ramas en los granados, permite que hoy tengan estos frutos:
Cuidar los árboles es mi granito de arena en la conservación de la naturaleza; poco a poco estoy recuperando este trozo de terreno: al no tener intenciones económicas, me puedo permitir el hacerlo puramente por el deseo de tener los árboles en condiciones; uno de los principales problemas que está atravesando la naturaleza es precisamente el afán económico, sobre todo de las multinacionales, que no tienen ningún inconveniente en destruir lo que haga falta para convertirlo en dinero. Simplemente con que cada uno de los humanos plantáramos un árbol, creo yo, que evitaríamos una gran parte del problema que comentaba al principio, ya que le proporcionaríamos una ayuda extra a la naturaleza.
Y para acabar el tema hoy, quiero poner unas fotografías de la huerta de Valencia, tomadas justo al otro lado de la carretera que pasa junto a la ciudad de las Artes y las Ciencias, separando solo unos metros la modernidad y el cemento de esta estructura (preciosa, por cierto, pero totalmente artificial) de una forma de vida que aunque no lo parezca, es de hoy en día: