En cuanto a mi obsesión este invierno, el famoso zarzal, si que estoy cumpliendo perfectamente todos los objetivos; ya no queda de él mas que unos pocos trozos, que me están costando un poco más de lo normal porque bajo del mismo, hay retoños de albaricoqueros que quiero, por lo menos ver si efectivamente son retoños o por el contrario son rebrotes de la raíces de los que habían en su momento.
Como se puede ver en esta fotografía, hay dos pequeños naranjos; pues bien, cual no sería mi sorpresa cuando llegué a uno de ellos, que creyendo que eran rebrotes bordes de alguno de los que tenía mi padre plantados, vi las pequeñas naranjas que tenía y me dí cuenta de que su piel tenía aspecto de naranja normal (de la variedad navel) así que, no me lo pensé y probé una. La piel era muy gruesa, y prácticamente de un bocado me la comí ... Exquisita, dulce y nada acidosa!!. Está claro lo que voy a hacer con ese árbol: limpiarlo de ramas secas, podar los rebrotes bordes que tiene y por supuesto a cuidarlo.
Queda claro pues el porqué estoy cogiendo este trabajo titanico (que exagerado, pero que bien que me queda la frase). Si lo hubiera encargado hacer a alguien con una máquina, en un par de horas lo hubiera finiquitado todo, pero a cambio, no tendría como cuatro o cinco oliveras, dos albaricoqueros (mas los rebrotes), y un naranjero. Comentando esta circunstancia con el dueño del huerto vecino, me explicó que es lo que tengo que hacer si quiero aprovechar los naranjos bordes que me van apareciendo. Algo tan sencillo como talarlos totalmente; esto que en principio parecería una tontería, no lo es; luego rebrotan, siempre rebrotan; y es en estos tallos nuevos donde tendré que injertarlos de la variedad que quiera. Y esto es lo que haré; ahora que tengo el huerto con bastante trozo limpio (no llego aún a la mitad, pero al haber hecho desaparecer los dos zarzales, parece otra cosa), estoy con un optimismo increíble y una ilusión de acuerdo con el optimismo.
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