domingo, 2 de marzo de 2014

Bodegas y enología

Este fin de semana ha sido algo atípico para mí; el sábado fui a visitar unas bodegas donde elaboran un vino valenciano de gran calidad; esto de la calidad lo digo después de haberlo probado y porque esa es la sensación que me llevé. Claro, que no iba a dejar pasar la oportunidad de aprender algo de cultura enológica, de la cual, he de reconocer que me falta bastante.
Esta bodega, elabora sus vinos de su propia cosecha; tiene una gran extensión de terreno con viñas, y así, en menos de 15 minutos llega desde la propia planta a la bodega donde comenzará el proceso de vinificación (transformación de la uva en vino)
Mientras visitabamos la bodega, la enóloga que se encargaba de nuestro grupo, nos explicó todo lo relacionado con la elaboración del vino; una cosa que me llamó la atención fue que para la elaboración del vino tinto, la primera fermentación se realiza con el mosto extraído sin separar el "hollejo", es decir las pieles de la uva, ni las pepitas ni los raspones; esto produce el mismo efecto que una infusión y transfiere el color de la piel al caldo del mosto. Además de las pepitas y los raspones, el mosto adquiere los "taninos" que es una sustancia (polifenol), que da aportan al vino ese sabor áspero, seco, rugoso y astringente tan característico sobre todo de los tintos.
Tras explicarnos brevemente como se producen las distintas fases de fermentación, cada una con la temperatura adecuada y el tiempo necesarios, pasaron a mostrarnos lo más clásico, la propia bodega:

Centenares de barricas, de roble francés y americano apiladas en una gran nave a temperatura y humedad constantes iban envejeciendo y dando calidad al vino. Me llamó la atención la importancia de la humedad: los tapones de corcho de las barricas, si están muy resecos permiten la entrada del aire, y por el contrario, si están muy húmedos, se enmohecen y estropean el vino. 
El reposo en las barricas es necesario, no solo para el buen sabor del vino por la transferencia de taninos y del propio sabor del roble, sino por la oxigenación del mismo. Los poros de la madera permiten la entrada del oxígeno necesario para mejorar la calidad del vino. Nos comentaba la enóloga, que con los medios de hoy en día es posible oxigenarlo artificialmente, pero no es la misma calidad.
El vino pasa 18 meses en barrica, y se embotella; luego, pasa otros 18 meses reposando en la botella:

Eso es lo que ví en la bodega; lo que pasó después, no es de este blog. 
También comenté con la enóloga algo relacionado (como no) con mi huerto; allí en mi huerto tengo unas cepas de vid americana y le pregunté el porqué de este cultivo y me estuvo explicando que la vid americana es una cepa totalmente inmunizada contra la filoxera, que es un parásito que entra por las raíces y mata la planta. De esta forma, se planta el esqueje de la vid americana, y una vez ha enraizado, se injerta de la variedad que se elija.
Así, que esta semana no hablo de mi huerto, pero creo que es un tema interesante el que he contado.

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