domingo, 16 de octubre de 2016

Y me hice mi propio vino!!!

Por fin he conseguido uno de mis caprichos que yo creía que no conseguiría jamás y ha sido poder tener mi propio vino. Cierto que sin tener viñedos ni tener tampoco ni la más remota idea de como conseguirlo, parecía algo así como imposible, pero ... ha sido posible:
Tengo unas cuantas cepas de vid americana, y esta vid generalmente no da fruto, ya que se cultiva para preparar los esquejes como pié para plantar nuevas cepas y posteriormente injertarlas de la variedad deseada, pero a veces salen racimos de una uva negra de grano muy pequeño y ligeramente ácida, que hace que no pueda comer.
Este año vi que había una cantidad importante, así que me propuse el reto de conseguir el vino; hice mi propia "vendimia", recogiendo todo el fruto posible, que en realidad fue menos del que parecía:
No lo pesé, pero así a ojo, serían unos tres quilos, mas o menos, es decir, muy poco. Pero no me desanimé en absoluto, ya había cogido velocidad mi deseo de beber mi propio vino, así que para facilitar la tarea, separé grano por grano para que la madera del racimo no dificultara la tarea:
Aquí tuve la primera dificultad: ¿Cómo prensarla? Al ser poca, podría coger un mortero y comenzar a machacarla para sacar el zumo, pero no lo veía muy claro, así que opté por algo más cómodo, la "turmix". Al triturarlo, los taninos de las semillas se incorporaron al zumo que luego filtré. no llegó a salir un litro de mosto, pero menos es nada:
Era un mosto muy espeso debido a que no lo filtré con tela, sino con un colador muy fino, por lo que se mezcló con restos de pulpa, pero al menos tenía un sabor bastante aceptable. Lo puse en un recipiente, y bien guardado en un sitio fresco y oscuro durante 33 días, ya conseguí el vino de crianza:
Seguía siendo demasiado espeso, por lo que tuve que filtrarlo:
Con este nuevo filtrado, apenas llegó a medio litro de vino, un vino con un toque ligeramente ácido, que realmente me gustó. Me salió un vino mas que aceptable, que desapareció enseguida, pero que me ha permitido cumplir uno de mis caprichos: MI PROPIO VINO.

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