domingo, 13 de agosto de 2017

Pequeños desastres

A veces suceden casualidades, que no se sabe bien porqué, pero así ocurre; si la semana pasada escribía sobre la recuperación de árboles que había realizado, esta semana, cuando llegué al huerto, me encontré con que una de las higueras había caído totalmente al suelo:
Hace unos años, y al igual que ahora, tras una tormenta, ya se cayó, pero entonces era muy pequeña y fue una tarea muy sencilla la recuperación; bastó con clavar una madera junto al tronco, enderezarla y atarla a la madera que hizo de guía. Pero en esta ocasión, la tarea se presentaba mucho más difícil y delicada por el tamaño que ya tiene. Recordé que tenía una viga de madera, que en su momento se retiraría y con el tamaño, me podía servir para apuntalarlo y de esa manera que fuera recuperándose.
Corté un trozo lo suficientemente largo como para sostener el tronco, y con mucho cuidado lo levanté del suelo y apoyándolo con la viga que había cortado, al menos quedó en pie y en una posición adecuada:
Una vez que conseguí ponerlo vertical y debidamente apuntalado, cubrí el tronco con tierra, para que se endureciera sobre las raíces y así conseguir un mejor asentamiento de las mismas:
No se si esta será la mejor solución, pero si que fue la única que se me ocurrió, y sobre todo la única que pude hacer yo solo, sin ayuda de nadie; de esta forma no se si el árbol se salvará, pero al menos me quedará la seguridad de que lo intenté lo mejor que pude. 
Espero que con los almendros que planté esta primavera y que ya van teniendo un precioso aspecto no me suceda nada parecido:

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