domingo, 3 de febrero de 2013

Algo se va moviendo ya ...

Serán las buenas temperaturas que hemos tenido (aunque, hoy ya ha cambiado bastante esto), pero ya han florecido todos los almendros; ese delicado color entre blanco y rosado de las flores produce unos efectos realmente maravillosos para las fotografías:


Espectacular el color que dan estas preciosas flores; los almendros son los primeros árboles que florecen, y dan inicio a la primavera. También es cierto que son los últimos en recoger el fruto. Luego de los almendros vendrán los cerezos, los albaricoqueros, los ciruelos, ... en fin todos los que en verano nos endulzan el paladar.
Vaya, siempre que aparecen las flores de los almendros, me gusta fotografiarlas y mirarlas, pero lo cierto es que hay que seguir. Cuando llegué al huerto, como todos los sábados, me dediqué por supuesto a mirar todo, pero vi que también iban moviéndose otras cosas; los nísperos, por ejemplo, este año presentan uno de los mejores aspectos que han tenido en estos tiempos:
En el paseo que suelo hacer, observé algunas cosas que no me gustaron; algún graciosillo, parece ser que le molestaba el hecho que atara unas ramas con cuerdas a unas piedras a fin de forzar que se inclinaran, ya que quemaron las cuerdas. Otros personajes, se dedicaron a cortar un árbol; en realidad, más que un árbol, era un tronco seco, y en el fondo me hicieron un favor, pero me molestó mucho que ni se dignaran a decirme nada, entrando a saco. Además, me quitaron los restos de un capazo de plástico totalmente destrozado, y que a mi me venía bien para compostar los residuos.
Pero bueno, hoy parece que estoy negativo, cuando en realidad no es así; cuando me puse a la faena, planté unas cuantas cebollas; espero que esta vez lleguen a buen término, ya que no suelo tener suerte con ellas.
También me dediqué a acabar de recoger la leña que corté de las oliveras, aunque no lo terminé. Al estar al lado del camino, siempre hay alguien que se para a dar consejos, e incluso a ayudar. Entre los que hablé el sábado, estaba un vecino, que me preguntó por el habar:
Me dijo que realmente estaba precioso, pero que lo más seguro es que tuviese muy pocas habas. Quedé un poco sorprendido, porque ya llevo mucho tiempo preocupado precisamente por eso: matas preciosas, como se puede ver en la fotografía, pero ni una miserable haba para acompañar el bocadillo del almuerzo. Me explicó que eso era debido a que al hacer un tiempo tan bueno, y no hacer frío, no se había cortado el ciclo de crecida de la planta, y por eso, la planta va creciendo y la fuerza se le va hacia arriba y no le queda fuerza para que cuajen las flores. Y me dio la solución: tan sencilla como desojar las matas, cortando la parte superior. Por supuesto que dejé todo lo que estaba haciendo, porque llevo demasiado tiempo esperando que alguien me diera la solución. Ya os contaré como quedó.

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