domingo, 16 de octubre de 2011

Comenzando con las aceitunas

Vale, todavía estamos en otoño, e incluso hace calor; no parece tiempo de recolección de aceitunas; la imagen que tengo grabada (y es muy curioso, porque jamás lo he hecho así) de la recolección de acitunas es de ir cogiéndolas del suelo, con los hierbajos llenos de escarcha y las manos congeladas, sin poder mover apenas los dedos. Pero no es así; aunque si que utilizo las manos, con las telas y plásticos que pongo por el suelo, luego no tengo que recoger ninguna; al recoger las telas, directamente al capazo. Pero, si, todavía es pronto para ello, pero si quiero comerlas, chafaditas, las tengo que recoger ahora, verdes. Y eso hice este sábado; no es que cogiera muchas, mas o menos unos 30 kilos, pero entre dejar el suelo de la olivera tan limpio como se ve en la foto (esta es una que tengo separada de las demás, de aceitunas manzanillas, perfectas para comer), y que aproveché para quitar unas cuantas ramas demasiado altas, me llevó toda la jornada.
Ahora, una temporadita a remojo, cambiándoles el agua con frecuencia, y luego, a chafarlas, a adobarlas y, como no... a comernoslas. El año pasado me salieron estupendas; una vez ya están "dulces", es decir, que ya han perdido la amargor, las machaco con una piedra y las pongo con agua, sal, un poco de vinagre, limón y pebrella. Unos días para que tome el sabor y a disfrutarlas. También hay quien las "endulza" con sosa y luego las adoba enteras, pero a nosotros, en particular nos gustan más así.

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