Ese es el dilema más importante al que nos enfrentamos muchas veces; y casi siempre, hacemos caso a lo urgente, y nos olvidamos de lo necesario. Eso provoca en ocasiones que lo necesario llegue a convertirse, no en urgente, sino en crítico, que es mucho peor. Eso es lo que me ha pasado a mi; menos mal que me he dado cuenta a tiempo. Preocupado por lo urgente, que era el plantar y cuidar las hortalizas de verano y recolectar los ciruelos, no he hecho caso de las oliveras, y no les hice en su momento lo que se viene a llamar la "Poda del Verano", para quitarle todos los chupones; así es como habían llegado a quedar algunos árboles:
¡Con lo limpias que las tenía!. Evidentemente, ha sido darme cuenta de ello y ponerme manos a la obra; menos mal que lo que es quitar los chupones es relativamente rápido; al ser esquejes y varitas pequeñas, con las tijeras de podar se quitan fácilmente; además, al llevar este año muy controlado el tema de las hierbas, me ha sido bastante fácil el conseguir estos resultados:
Una vez solucionado el problema de lo "necesario", he podido volver a dedicarme a lo "urgente", aunque cada vez lo es menos. He recogido unos cuantos ciruelos, y, cómo no, he revisado las tomateras, y las restantes hortalizas; siempre me suelo encontrar con sorpresas agradables, cuando hago eso; el sábado pasado, como una "humorada", se me ocurrió sembrar unas semillas de sandía, así, sin pensarlo ni nada, y me he encontrado que han salido todas:
Son muy pequeñas y es muy pronto para decir que comeré sandías, pero la ilusión no me la quita ya nadie. Pues nada menos que planté cinco, y han salido todas. Y cuando fui a recoger las hortalizas, unos cuantos calabacines, tres o cuatro tomates, un par de pepinos, (muy poco, esperaba más) me encontré con este meloncillo:
Ese si que le tengo ya echado el ojo, vamos, que si que comeré melón, o lo que sea, porque todavía no he aprendido a distinguir un melón ya bueno de otro que todavía no lo está, pero algo comeré, desde luego.
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