domingo, 6 de julio de 2014

Por los pelos

Por los pelos me he librado de una auténtica catástrofe climatológica. Hasta ahora, todos los que me seguís sabéis que siempre estoy optimista cuando escribo en este blog. Es como si nunca pasara nada malo en mi huerto. Y si bien es cierto que pese a que muchas veces no me salen las cosas como me gustaría, lo cierto es que siempre, absolutamente siempre, he salido de buen humor y con optimismo. En esta ocasión, casi que no lo consigo. No suelo ir entre semana, pero este miércoles tenía que ir cerca, así que aproveché para ir a recoger algo y dentro de lo posible, recoger calabacines de un tamaño más habitual. Cuando iba llegando, vi que la carretera estaba como muy mojada; hacía poco tiempo que había llovido, pero en principio, no le di más importancia. Cuando llegué al huerto me hundí (moralmente y literalmente, ya que estaba totalmente embarrado). Las cañas que sujetaban las matas de judías y garrofón, estaban escampadas y habían arrancado las matas; el tomatar, había aguantado un poco mejor, pero también estaba temblando y varias cañas sueltas.
Pero no solo fue agua y viento, sino también piedra; no hay mas que ver el aspecto de las hojas de la calabaza, totalmente agujereadas. Así que me puse manos a la obra a fin de minimizar los daños; replanté algunas matas de judías que el viento las había arrancado, afirmé las cañas de los tomates, y tras coger lo que pude, ya que estaba totalmente embarrado, me volví a casa. Para acabarlo de arreglar, el jueves, aquí en  Valencia, se montó un tormentón impresionante; hacía años que no había visto esas cortinas de agua que caían desde el cielo, impidiendo ver más allá de las narices. Así que el sábado ya os podéis imaginar con qué ánimo me dirigí al huerto.
Pero todo cambió cuando llegué allí. El sábado salió un día espléndido, e incluso demasiado caluroso. El tormentón del jueves, allí no hizo nada; las matas de judías que replanté, habían cogido, el tomatar se mantenía firme y no habían más daños, así que me tranquilicé totalmente.
Las calabazas, a pesar de la piedra, no habían pedido vigor y estaban espléndidas:
Así que me puse a reconstruir el armazón de cañas para las judías, y a limpiar aquello de hierbas, porque, eso si, este agua ha sido como la "poción mágica" para los hierbajos; hay que ver como han crecido:

Ah, casi se me olvida; encontré una maceta con una palmera, que alguien había tirado, y me dió por plantarla en mi huerto; espero que le vaya muy bien.
Dicen que nunca es tarde si se llega a tiempo, y me gustaría haber llegado a tiempo de salvarla.

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