lunes, 8 de junio de 2015

Ya estamos en verano

Dicen los climatólogos que el 1 de junio entramos en el verano climatológico; este año, se podrá pensar lo que se quiera, pero desde luego, no creo que tengamos que esperar al 40 de mayo para quitarnos el sayo, ya que las temperaturas están dándoles la razón.
Y esto, influye y mucho en la huerta, sobre todo acelerando la maduración de los frutos; los nísperos ya están comenzando a pasarse en el árbol; hace tan solo dos semanas estaban demasiado ácidos y ahora ya están demasiado maduros. En cuanto a los ciruelos, no hay más que ver como están las ramas:
Hace tan solo una semana, estaban empezando a blanquear, todavía estaban muy verdes, y sin embargo, ya los he probado y están en su punto. Además este año, tendrán un tamaño más o menos decentillo y como se puede observar, hay mucha cantidad. En su momento, los aclaré, pero me temo que no lo suficiente, ya que sigue habiendo una gran cantidad de ellos en las ramas.
Y claro, el tomate, que necesita calor para crecer, lo está aprovechando y de qué manera:

Las  matas ya superan la mayoría el medio metro de altura, y los frutos, que tienen pinta de ser abundantes, ya empiezan a coger tamaño.
Los ajos, que siguiendo el refranero sol sembré justo antes de navidad (en Nadal els alls al bancal), ya los he recogido. Esto no me lo había dicho nadie, y lo he tenido que aprender a base de perder prácticamente dos cosechas; yo no sabía cuando era el momento de recogerlos y haciendo caso del refranero (i recollirlos per Sant Joan), me esperaba a finales de junio; lo que sucedía es que se agusanaban y se estropeaban. Este año, cuando vi que ya empezaban a florecer la semana pasada, arranqué unos pocos y vi que estaban perfectos, de tamaño y de aspecto, por  lo que esta semana los recolecté todos ya:
Solamente espero que no tenga visitantes desagradables y que pueda ir cogiéndolos conforme los vaya necesitando; intenté hacer las típicas trenzas para el secado, pero no hubo manera, así que opté por poneros sobre una tela de rafia en el suelo.
El trabajo de arrancarlos, me animó a seguir limpiando los alrededores de donde los tenía plantados y este trabajo me permitió descubrir el nogal que tengo plantado:
El pobrecito había estado un par de veces a punto de desaparecer, pero ahora está creciendo muy bien; aún tardará unos cuantos años en dar una sombra acogedora, pero por lo menos, no se puede negar que buena sombra si que hace.

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