domingo, 30 de junio de 2013

De cal y de arena

Cuando empiezo a escribir, a veces me cuesta encontrar un título para el "post" (no me gusta la palabra, pero es lo que hay); aunque esta semana si que lo he tenido claro. La parte negativa la tiene la que la semana pasada era la positiva: con lo contento que estaba con mi matita de stevia... y se ha muerto. Estoy habituado a que no me salgan algunas plantas, e incluso que se mueran; hace un par de años planté un plátano y también se murió, pero esta matita, realmente no me ha hecho ninguna gracia, pero es lo que hay.
Tampoco  es muy bueno lo que está sucediendo con algunas plantas; no se que sucede con los calabacines que no hay forma que crezcan; aunque esta semana ya he cogido un par de ellos, no hay manera: en el momento en que comienzan a crecer, empiezan a podrirse por la parte de la flor. Sin embargo, espero que ahora cuando empiece ya a hacer el calor que tiene que ser habitual en esta época del año, se solucionará todo.
En plan más neutral está, como no, lo bonitas que llegan a ser algunas flores, como esta de los cardos:
Y como suele ser habitual, lo normal es lo bueno; las remolachas ya tienen un aspecto envidiable, las calabazas ya empiezan a asomar (el sábado llegué a contar hasta 7 miniaturas), y ya he cogido el primer tomate de la temporada.
En principio, y como lo vi tan solitario, llegué a pensar que estaría estropeado; en ocasiones lo que aparenta maduro, es en realidad estropeado, pero no, esta vez  era madurez de verdad.
También es positivo que la semana pasada sembré garrofón, esas judias gordas que son fundamentales para la paella. Visto el éxito, es pronto para estar convencido, entre otras cosas porque estas matas les encantan a los conejos, y allí, pese a estar al mismo lado del pueblo, está lleno de ellos. Pero bueno, por lo menos, me anima el ver las plantas salir.
Pocas fotografías he hecho, y poco es lo que he escrito; me comprometo a mejorar.

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