domingo, 31 de julio de 2016

Rarezas, sorpresas e ilusiones

Hace unos días comenté como una rareza, que a mediados de julio, acabé la cosecha del día recogiendo espárragos. Efectivamente es una rareza, pero más raro ha sido lo que he encontrado esta semana y es que como si estuvieramos en pleno otoño, limpiando las hierbas, me encontré con ¡¡esta seta!!:
Si hubiera sido en la época normal, no me hubiera llamado la atención, ya que de este estilo suelo encontrar muchas, generalmente a finales de octubre, y siempre que haya llovido bastante, así que se puede calificar como rareza el que con la sequía que estamos pasando y a finales de julio aparezca una seta.
Y para sorpresa, agradable por supuesto, resulta que no me quedo sin calabazas este año; no se que pasó con las semillas que tenía, pero no hubo forma que germinara ninguna, así que ya me había resignado, pero...
Ya hace unos días, observé lo que me pareció un melón pequeño que tenía una forma rara; en principio no le dí más importancia, pero resulta que no era melón, sino calabaza. La explicación, es realmente muy sencilla; resulta que las matas de melón que planté eran de pié de calabacera  injertadas de melón, De esta forma, algunas ramas que han salido directamente del pie de la mata, con lo que la misma planta es calabaza y melón.
Otra sorpresa, pero esta no lo es tanto, son estos racimos de uva:
Vistos así, en la fotografía quedan espectaculares, pero esto solo es una especie de espejismo, ya que la planta no es buena, sino que se trata de una cepa de vid americana, sin injertar de ninguna variedad determinada, así que casi con toda seguridad puedo afirmar que no van a cuajar, pero al menos quedan bonitos en la fotografía, y dan un poco de ilusión.
Aunque la verdadera ilusión la tengo con el aguacate: en su momento empecé la preparación de algunas semillas y la primera que ya ha llegado a planta, ya está en su sitio:


Esta vez me he saltado el paso intermedio de ponerlo en una maceta y lo he plantado directamente donde va a quedarse definitivamente.  Eso sí, con la sequía que hay he procurado regarlo bien cuando lo planté y además he puesto media botella de agua cubierta por media garrafa de plástico vacía; este es un mecanismo de autoregado cuando hace mucho calor: se evapora el agua y cuando se ha evaporado, se condensa sobre las paredes de la garrafa y va resbalando hacia el suelo, con lo que se va regando poco a poco. Tres días después de plantarlo, había mejorado incluso su aspecto:
Y como guinda, esta mañana he completado la cosecha con unos cuantos higos, que complementan a los pimientos, tomates, berenjenas y cebollas:


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